miércoles, 13 de enero de 2010

CRISIS EN EL BANCO CENTRAL


Expresión de la profundidad de la fractura en el bloque dominante

escribe Eugenio Gastiazoro - PCR

El conflicto entre el gobierno y el Banco Central por “el manotazo” a sus reservas, más allá de “las formas” que caracterizan al kirchnerismo, plantea algunos interrogantes sobre las razones económico-financiera s que llevaron al mismo.

Comenzando por la urgencia y necesidad de la creación del pomposamente llamado Fondo del Bicentenario. Hay que tener en claro que no se discute sobre un fondo para la reconstrucció n del sistema ferroviario, la canalización del Bermejo o cualquier otro gran emprendimiento de interés nacional sino para pagar la deuda que vence en 2010.

Los argumentos del gobierno ni siquiera se justifican, primero, porque no hay vencimientos inmediatos que justifiquen la premura. Segundo, los fondos para los mismos ya estaban previstos en el Presupuesto 2010. Esto último estaría indicando que el gobierno tomó conciencia que dichas cuentas no le cerraban, por más que se cumplieran los cálculos optimistas de crecimiento y de ingresos por exportaciones que estimó en el mismo, y ante tal perspectiva se apresuró a crear ese nuevo fondo para pagar la deuda que vence durante el 2010, antes que entre en funciones el nuevo Congreso y 4 días después del cierre del anterior (fue el 14 de diciembre).

Pero eso solo no alcanza para explicar el “apresuramiento” del gobierno. Ahora se sabe por sus propios voceros, que este mamarracho surgió de las “preocupaciones” de los bancos imperialistas que negocian el canje de los bonos que no entraron en el canje de 2005 (Barclays inglés, Citi yanqui y Deutsche alemán). También actuaron otros que tienen bonos públicos (como los que expresan Brito y Heller aquí), que quisieron tener garantizado los pagos con ese fondo especial para no quedar librados a los avatares del Presupuesto.

De ahí que el decreto no se redujera a utilizar las reservas para pagos a organismos internacionales con la condición que tuvieran un efecto monetario neutro (como se hizo cuando el pago al FMI y en el anterior frustrado decreto de arreglo con el Club de París), sino que ahora es un fondo para pagar cualquier clase de deuda pública incluyendo las instituciones privadas y sin condicionamientos monetarios.

Tal vez a los Kirchner no les importó que esto pudiera abrir la puerta a los embargos por los juicios de los bonistas que no quieran entrar en el nuevo canje (porque consideran que los juicios se pueden demorar), pero no contaron con que eso podría agrietar aun más las contradicciones con otros sectores en el seno del propio bloque dominante, que si bien acuerdan con el pago y renegociaciones de la deuda, incluso con el concepto de un fondo de garantía especial como dijo el propio Redrado, no podían aceptar la interpretació n que el kirchnerismo hace de la nunca derogada ley de convertibilidad sobre lo que llama “las reservas de libre disponibilidad”.

Por ejemplo serían de “libre disponibilidad” los fondos que provienen de préstamos del Banco Mundial o del BID y, en particular, el caso del préstamo del Banco de Basilea (Suiza) específico para reservas, que de esa manera podrían ser también sujetos a embargo por las acciones judiciales de acreedores particulares.

No es que el golden boy Redrado se haya convertido de pronto en un nacionalista después de haber sido un fiel ladero del kirchnerismo durante más de 5 años, sino que en su papel de defensor del conjunto de los intereses financieros imperialistas, no le está permitido traspasar el límite en que el beneficio de unos (los bancos tenedores de bonos en el exterior y en el país) sea con riesgo para los fondos prestados por otros (como en el caso del Banco de Basilea o de los llamados organismos internacionales) .

Los incondicionales del kirchnerismo dicen que todo este zafarrancho se ha armado porque jugaría una decisión de ahorrar plata: para ellos es mejor pagar una deuda que tiene un 10% anual de interés, que mantener reservas que rinden un 3% anual de interés. Pero además agregan el tema de aprovechar la liquidez de los mercados internacionales, reconociendo lo que el propio gobierno plantea como objetivo de la política que llama de “desendeudamiento”: la vuelta a los mercados para tomar nueva deuda a tasas inferiores al 10% anual que cree poder lograr si termina de arreglar con los bonistas (o al menos con esos tres grandes bancos que le garantizarían una parte importante de los mismos) y el Club de París. Es decir volver a endeudarnos, tirando hacia los futuros gobiernos tanto lo que le falta para el 2010 como para lo que vence el 2011.

Lo concreto es que el gobierno kirchnerista, y con él los bancos tenedores y renegociadores de los bonos argentinos, han tomado nota que, por más cálculos optimistas que hagan sobre la evolución de la economía, en 2010 no habrá el superávit fiscal previsto en el Presupuesto para pagar la deuda. El entendimiento entre el gobierno y estos bancos sería, por un lado, no ajustar el gasto como piden los liberales, y por otro, no apelar al encaje de los bancos y a impuestos al sector financiero como habían sugerido algunos desde la centroizquierda, sino tomar parte de las reservas para crear un fondo adicional específico para el pago de la deuda, dándole al Banco Central un papel que el gobierno de dentro de 10 años tendría que pagar todo junto (Recordemos que el que esté dentro de 6 años tendría que pagar el papel por los casi 10 mil millones de dólares que se usaron para pagar por adelantado al FMI).

La disputa por las reservas del Banco Central es una clara expresión de la profundidad de la fractura en el bloque dominante.

El problema de fondo es el uso que se les quiere dar, para seguir pagando una deuda que desde su origen y por las sucesivas renegociaciones, es ilegítima y fraudulenta, y más cuando se trata de la deuda con el Club de París, originada en la venta por los monopolios imperialistas de armamento a la dictadura violovidelista, por lo que además es odiosa. Las reservas han sido constituidas con el esfuerzo de los trabajadores y el pueblo argentino de todos estos años, y la prioridad en su uso tienen que ser sus necesidades y las necesidades del desarrollo de la Nación.

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