sábado, 30 de mayo de 2009

De la resolución de la Conferencia del PCR de noviembre de 2006 (extractos).


El camino parlamentario es un camino de derrota

"Nosotros no nos oponemos, por principio, a participar en las elecciones. No somos anarquistas. Somos comunistas. Hay experiencias históricas, como la de España en 1936, que demuestran que, en ocasiones, las elecciones pueden servir para abrir un período revolucionario. Como ha sucedido con las elecciones que llevaron a Chávez al gobierno en Venezuela, o a Morales en Bolivia. En este caso la elección de Evo fue posterior al proceso insurreccional del 2003, que volteó a dos presidentes, pero, por diversas razones, no hubo una fuerza que pudiese transformar esas insurrecciones en insurrecciones triunfantes y las fuerzas revolucionarias debieron confluir en el acto electoral.
(...)
En cuanto a lo que observamos en América Latina, las fuerzas reformistas señalan que el camino electoral es el único camino posible para los revolucionarios en la actualidad. No estamos de acuerdo con esta tesis, que ha defendido Fidel Castro.
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También fuerzas reformistas nos presionan políticamente con la utilidad del llamado “voto ladrillo” (ir apilando “ladrillos”, acumulando cargos en las instituciones parlamentarias que ahora algunos revisionistas llaman “espacios de poder”). Nosotros nos oponemos al camino parlamentario, que ha demostrado, largamente, su inutilidad revolucionaria. En nuestro caso ese camino se intentó recorrer desde 1904, cuando Alfredo Palacios ganó la primera diputación de un partido obrero en América Latina. Diez años después el socialismo tenía varios concejales y diputados, y al poco tiempo aún más, hasta que se dio el golpe de 1930 y tuvieron que empezar a contar de nuevo: un concejal, un diputado, etc., hasta que se produjo el golpe de estado de 1943. Para entonces ya se habían deslizado, dulcemente, por el tobogán del reformismo y habían renunciado hacía mucho a la revolución.

Al mismo tiempo, si es que vamos a la abstención y al voto en blanco o nulo, tenemos que impedir que nuestra posición esconda un insurreccionalismo verbal, espontaneísta. La abstención o el voto en blanco y nulo debe ser levadura de un trabajo revolucionario en las masas y no una forma de esconder el economicismo." Consideramos antes y seguimos considerando hoy que el camino de tratar de conquistar electoral o parlamentariamente el gobierno para desde allí conquistar el poder es un camino de derrota.

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