miércoles, 1 de julio de 2009

El kirchnerismo sufrió una derrota aplastante. La abstención, el voto en blanco y nulo fueron la primera fuerza, perforaron los bastiones que los K creían haber blindado y limitaron las ilusiones de las derechas opositoras. Ahora, reagrupar fuerzas para la lucha, y para terciar en la crisis política.

La complejidad del voto opositor


“En los comicios ganaron los candidatos que supieron interpretar, por izquierda o por derecha, el voto bronca a un gobierno que no escucha ni siquiera a su propia base electoral”, (La Nación, 29/6). El 57% del padrón “se define como volátil” y “se siente impotente” frente al aparato electoral del sistema (La Nación, encuesta de la Universidad de Belgrano, 27/6).
La llamada “volatilidad” electoral, muestra el crecimiento de una masa que usa el voto para castigar. Castiga, en algunos casos, votando a candidatos de derecha, como ocurrió con Macri en el 2007 (que llegó al 60% en la segunda vuelta y ahora Michetti sacó el 31%), y ahora con De Narváez, sin tener las posiciones reaccionarias de esos candidatos. Lo mismo ocurre en el llamado “pan radicalismo” (Carrió, UCR, Cobos y otros) y el centroizquierda. De ahí el fracaso de los que se ilusionan con el sistema parlamentario, que ven las elecciones como una escalera ascendente, y luego se sorprenden con los resultados.
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que, aprovechando la situación, se han fortalecido derechas rivales al kirchnerismo, muy peligrosas.
En esas condiciones, la alianza Macri, De Narváez y Solá fue segunda fuerza en Buenos Aires y la Capital Federal (primera fue la corriente que se abstuvo, votó en blanco o nulo). Pero el macrismo perdió un tercio de los votos de la primera vuelta del 2007, y casi la mitad de los votos de la segunda vuelta que lo consagró. Lo mismo ocurre con gran parte de los votos a De Narváez. No hay “votos cautivos”. De hecho, el llamado “peronismo disidente” renovó mandatos de 11 diputados y solo aumentó uno.
Triunfó Reutemann, pese a ganar muy ajustado como senador y su lista de diputados fue segunda. Quedó colocado en la grilla presidenciable del PJ, pero no es Gardel. Rodríguez Saá ratificó su fuerza en San Luis y dio algunos pasos en otras provincias.
En la Coalición Cívica y Social, Elisa Carrió pagó por imponer a la cabeza de la lista porteña al ex funcionario de la usura, Prat Gay, y por sus posiciones derechistas. Quedó muy debilitada para la carrera presidencial del 2011. Creció en Buenos Aires Margarita Stolbizer, con posiciones más cercanas al centroizquierda. Cobos se impuso en Mendoza, con lo que va a disputar encabezar las listas de la oposición no peronista.
La trepada de Pino Solanas a segunda fuerza en la Capital Federal, al igual que el triunfo de Juez en Córdoba (más allá de muchas de sus posiciones), los guarismos del socialismo en Santa Fe, y la emergencia de Sabatella como cuarta fuerza en Buenos Aires, muestran que la mayor parte del centroizquierda, que antes votaba al kirchnerismo, no avala el chantaje de “votar a los K para que no venga la derecha”.
La izquierda testimonial cosechó un nuevo fracaso, sus candidatos rondan el 1,7% de los votos.


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pcrlapampa - elecciones 2009 - voto bronca

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