domingo, 26 de julio de 2009

Honduras: ¿hacia una insurrección popular?


Estado de sitio, cortes de ruta y marchas contra la dictadura

La “mediación” iniciada en Honduras por el presidente de Costa Rica Oscar Arias, nació muerta. Para las fuerzas democráticas y populares el plan de Arias –probablemente elaborado a instancias del Departamento de Estado yanqui– entre representantes del derrocado presidente Manuel Zelaya y la dictadura oligárquica instaurada por Roberto Micheletti, era obviamente inaceptable, no sólo porque pretendía “mediar” con los golpistas que violaron brutal y burdamente hasta las recortadas libertades de la democracia burguesa, sino porque pretendía que Zelaya formara un “gobierno de unidad nacional” con los golpistas herederos de las dictaduras proyanquis que asolaron a la nación hondureña.
Al cierre de esta edición de hoy el lunes 20, crecía la tensión por el prometido retorno de Zelaya y por los preparativos militares de la dictadura para detenerlo y reprimir las seguras manifestaciones populares. También se organizaba el paro nacional programado por el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado para el jueves y viernes 23 y 24. Durante varios días de la semana anterior, distintas organizaciones sociales y sindicales realizaron bloqueos de rutas, puentes y aduanas en las fronteras con Guatemala, El Salvador y Nicaragua, en repudio a Micheletti y por el restitución de la presidencia a Manuel Zelaya.
Pese a la intimidación policial y la reinstalación del estado de sitio, fueron cortadas las rutas que unen a la capital Tegucigalpa con San Pedro Sula y con el sur del país, vías estratégicas para el transporte de productos y mercancías.
Los estudiantes mantenían tomada la Universidad Pedagógica Francisco Morazán, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y colegios secundarios.
Las marchas de rechazo al golpe del 28 de junio son diarias. Los sectores reformistas que apoyan a Zelaya quieren encarrilar al movimiento popular en el objetivo de desestabilizar al régimen golpista con cortes de ruta, toma de puentes, marchas y bloqueo de ciudades.
Pero la creciente represión y militarización del país por la dictadura puede empujar al pueblo hondureño a una insurrección democrática y antiimperialista generalizada, que desde ya mismo requiere la solidaridad activa de los pueblos latinoamericanos.

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